El concepto de amenaza híbrida incluye aquellas acciones coordinadas y sincronizadas (generalmente provenientes de Estados o actores patrocinados por ellos), que atacan deliberadamente las vulnerabilidades sistémicas de otros Estados a través de una amplia gama de medios y en diferentes sectores objetivo: político, económico, militar, social, informativo, de infraestructura y legal; utilizando el ciberespacio como la herramienta más versátil.
Los diversos actores que llevan a cabo ataques híbridos, explotan lagunas jurídicas, operan a través de fronteras legales y espacios no regulados, explotan umbrales permitidos y están preparados para cometer violaciones sustanciales de la ley refugiándose en la ambigüedad jurídica y fáctica. Estos perpetradores niegan las operaciones híbridas para crear un área legal gris dentro de la cual pueden operar libremente. No siempre es posible identificar al adversario híbrido y atribuir responsabilidad por las amenazas híbridas.
Desinformación y posverdad
En términos de seguridad internacional, el área cognitiva es otro espacio en el que extender la influencia además de los tradicionales ámbitos físicos (tierra, mar y aire). Las campañas de desinformación tienen como objetivo generar confusión, socavar la cohesión general, utilizar diferentes medios para la creación y difusión de contenidos dirigidos a grandes audiencias y desacreditar o influir en el objetivo del ataque. Estas acciones pueden representar una amenaza para los procesos electorales, como ilustra el ejemplo de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016.
La evolución de la desinformación y la posverdad han erosionado la confianza en las instituciones al generar incertidumbre. Las redes sociales han contribuido a difundir un relativismo pernicioso disfrazado de escepticismo legítimo.
Las llamadas fake news apoyadas en la ubicuidad de la tecnología contaminan todos los ámbitos de nuestro ámbito: la comunicación, la política, la economía, el pensamiento y las decisiones, incluso en nuestra vida privada. La falsedad creada con intención táctica incluye información fabricada y manipulada, suplantación de identidad, desinformación, contexto falso, sátira y parodia.
Las redes sociales incorporan nuevos modelos en relación a la difusión de información: la producción de contenidos ya no es monopolio de los medios y la personalización de los mismos es accesible en función de los intereses de los usuarios. Este escenario ha permitido el surgimiento de negocios de recopilación de big data, donde la erosión del papel institucional de los medios tradicionales junto con el espacio de circulación informativa en que se han convertido las redes sociales, ha supuesto la difusión de información previamente manipulada.
Zonas grises
Con la globalización, la transformación de las cadenas de producción y la creación de líneas de suministro globales a través del comercio intraindustrial, cualquier estallido de guerra afecta a terceros de manera abrumadora. Así, los costes de iniciar una guerra convencional son cada vez más elevados, con lo que aún manteniendo el conflicto una posición más ambigua (limitando la intensidad al espacio existente entre paz y guerra abierta) se saca a relucir lo que se conoce como zonas grises.
Las áreas grises son espacios intermedios en el espectro del conflicto político que separan la competencia según las pautas convencionales de hacer política (blanco) de la confrontación armada directa y continua (negro).
El conflicto en la zona gris gira en torno a una incompatibilidad relevante de al menos uno de los actores y las estrategias multidimensionales utilizadas (también conocidas como híbridas) de implementación gradual y con objetivos de largo plazo. Así, el término zona gris describe un estado de tensión alternativo a la guerra, que funciona en una etapa formal de paz.
Hay tres características básicas de las zonas grises.
En primer lugar, implica cierto nivel de agresión y opera al borde de la legalidad internacional, aunque en primera instancia se sitúa bajo la sombra de una guerra abierta. Por otro lado, si todavía se clasifican como guerra o no depende de la perspectiva y, por tanto, existe una enorme ambigüedad en cuanto a la naturaleza del conflicto.
Finalmente, las estrategias o tácticas grises tienen un término para los países que desafían a los poderes establecidos.
Ciberespacio y tecnología
Los ciberataques son más baratos que los ataques tradicionales, garantizan fácilmente el anonimato, tienen capacidad geográfica, elevado número de objetivos potenciales, alta cobertura mediática, pueden afectar a infraestructuras físicas y pueden combinarse con ataques físicos.
Las nuevas tecnologías ofrecen nuevas posibilidades en el campo de las amenazas híbridas y uno de los factores característicos de estas es que son difíciles de atribuir, lo que dificulta generar una respuesta, aunque este tipo de ataques es utilizado por diversos actores para justificar y articular sus futuro, lo que puede conducir a lo que se conoce como histeria híbrida.
Las amenazas híbridas persiguen, entre otros, los siguientes objetivos: erosionar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones; generar desconfianza en el sistema democrático; socavar la cohesión social o los modelos sociales de los Estados, las comunidades políticas (como en la UE) o las organizaciones internacionales (como la OTAN, por ejemplo); debilitar el sistema de gobierno de sus víctimas; y convencer de la decadencia de un sistema.
En resumen, dado que las amenazas híbridas buscan alcanzar objetivos estratégicos influyendo en la toma de decisiones, socavando valores, estructuras sociales y confianza de la población; y dado que nos encontramos de lleno en la sociedad de la información, se puede determinar que el uso de las tecnologías juega un papel primordial en este ámbito.
Estamos ante un fenómeno que ha proliferado en un momento de erosión de las normas internacionales, ya que los conflictos híbridos se identifican a partir de tres características: incertidumbre, táctica y objetivos, elementos que han ido evolucionando.
Conclusión
Las amenazas híbridas se han convertido en un desafío considerable, ya que implican cambios significativos en la seguridad internacional.
Como se ha señalado, tienen consecuencias para el conjunto de la sociedad y producen efectos que pueden alcanzar un alcance global, porque pueden provocar el colapso psicológico de un Estado, entre otros.
El uso de la desinformación, las fake news y la posverdad que generan desconfianza en ciudadanos e instituciones, hacen necesario establecer reglas a nivel internacional para garantizar la paz y la seguridad sin olvidar evitar la histeria híbrida.
La naturaleza cambiante de las amenazas híbridas contribuye a crear una sensación generalizada de inestabilidad e incertidumbre, por lo que es esencial mejorar la capacidad de respuesta de las sociedades para reducir las vulnerabilidades.
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